porque mi piel está vencida de extrañarte,
vengo a tocarte sin piedad, donde más nos guste.
No es que intente seducirte,
es que este deseo me consume.
Cuanto daría por estar a un milímetro de esa piel tuya
que hoy me arde entre las manos
y me demuele.
Mis senos, que aprendieron a deletrear tu nombre,
solo esperan ser regados por tu saliva.
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