hasta la última gota,
Esparcido mi alma
sobre tu cuerpo por entero,
He mojado con mi lengua
cada centímetro de la ausencia,
He partido,
he vuelto, he muerto
y he nacido tantas remotas veces
que ya ni me acuerdo de mi nombre.
Y tú que juegas
a nunca ser recuerdo ni olvido,
porque estás tan vivo
que no me perdonas,
me muerdes el tiempo
y me respiras
como si no hubiera más aire.
Me he derramado,
mar,
hasta la última gota;
pero aún guardo una lágrima
intacta.

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