He dejado de engañarme,
enfrentado a mi espejo hasta con los ojos cerrados.
Dado la vuelta a mi cometa
enredándome en todo su hilo.
Te he encontrado hasta el fondo de mí
maniatado,
en el reverso de mis días
y en las noches afixiadas queriendo remediarte.
Mi única cura posible es dejarte ir
de aquí,
del perfume de mi carne.
Darte todo el amor
que dejaste crecer como una trampa
devorando mi infinito.
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