Tu silencio me llenó de respuestas.
Y casi con la misma piedad con que tú me olvidas, yo comienzo a recordarme.
Corro despiadadamente, aún no logro detenerme. Soy un fantasma que vive despidiendo a aquel pasado que no existió. Un océano fraguado.
Somos cristales de un tiempo roto.
El no me dijo adios, él no me dijo nada, ni siquiera dijo - Vete al infierno!
Y ahí anda cada hueco diciendo -aquí estoy!
Todo lo que dejé en él ahí quedó, y aquí estoy yo, con lo que me queda.
No importa donde vaya, no importa adonde llegue, siempre va a estar en mí este dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario