gritándole a la tierra que está vivo;
la corriente trepando
por estas negligentes piernas acantilados;
mi boca fatigada quebrándose sin aire,
músculos autistas del mundo.
Tus dedos magnéticos
hundiéndose en mis nobles humedades.
Mi lengua
mojándote la noche,
queriendo hacerse una con tu carne.
Todo tú en mí, en ti toda yo,
bebiéndonos la sangre desde dentro.

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