Mis senos ,de rodillas sobre tus piernas, perdieron el camino hacia tu boca.
El tiempo era un imán desorientado jugando a esconderme entre las sombras.
Pero mi boca aún no te perdía, tenía a tu lengua atrapada en mi saliva
queriendo enfermarse por mi cuerpo.
Tu voz ,relamiendo mis oídos con despiadada turbulencia, provocando escalofríos .
Somos la noche perdiéndose del día,
el eco de un amor desproporcionado hiriéndonos la piel a besos .
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