Me tienes entre la espada y un beso.

Sus palabras son como un maremoto que sacude el alma de cualquier mortal.

jueves, 7 de febrero de 2013

La sangre y no la herida.


Quédate en la hora 
en la que no me vaya,
en los brazos de un tiempo 
que no esté hecho de trizas.
Desnudos en el eco 
de una piel que nos haga
y un amor que nos cure 
desde el fondo a la orilla.

Quédate entre mis ojos.
Sé un andén sin misterio,
un cielo que no arda
en la llaga de mi  vida.
En estos labios tibios
humedad del silencio,
un puente en que circule
la sangre y no la herida.

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