No sé que está pasando,
comienzo a doblar las piernas,
enrollar los brazos,
apilar los labios como si fueran míos.
Cepillo mi sombra,
le saco lustre al piso por si encuentro tu rastro.
Ordeno el sin sentido por no aterrarme.
Llega la noche
y se vuelve una trampa cada hueco.
Y entonces me arropa este frío
el que me dejas,
listo para empacarme.

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