Mirabas al mundo
y yo te miraba;
caías por mis ojos todo el tiempo
a qué suelo llegarías sin mí?
Atada de pies y manos
tripa/ corazón.
La boca se me hizo noche
y el diablo a un lado
desordenando sentimientos sin permiso,
todos a tu alrededor.
Caí en todas las trampas del destino,
me hundí en el deshielo de tu boca
y jamás pude regresar.
Pero me vi tan lágrima,
tan soledad,
tan injusticia,
tan conjuro de verbos mal dormidos.
Que comprendí, al fin comprendí
-besándote la espalda-
que esto
nunca podría ser amor.

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