Como un taladro
preciso al medio del cuerpo,
me muerdes
en cada dedo.
La velocidad de un rayo
y la tenacidad
despiadada
de los anzuelos
de tus besos.
Se me vuelve
el calor
puro escalofrío.
Dónde están tus brazos?
y la noche?
que tantas veces
dijimos hacernos.
Me sabes tanto
a bien y mal
que enfermo.
Tu voz asimétrica
quemándome el cuello.
La llaga de mi alma.
Y yo resbalo
y me quiebro
haciéndome arenilla
con el tiempo.
Cayendo cien veces
La velocidad de un rayo
y la tenacidad
despiadada
de los anzuelos
de tus besos.
Se me vuelve
el calor
puro escalofrío.
Dónde están tus brazos?
y la noche?
que tantas veces
dijimos hacernos.
Me sabes tanto
a bien y mal
que enfermo.
Tu voz asimétrica
quemándome el cuello.
La llaga de mi alma.
Y yo resbalo
y me quiebro
haciéndome arenilla
con el tiempo.
Cayendo cien veces
en tus cielos de fuego.

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