Tú eres esa especie de cura enferma
que ronda todos mis caminos.
Mi alegría triste;
mi bien acalambrado;
el deseo que no se cumple más
que tras los labios.
Decimos carne
y nos herimos de nosotros mismos,
saliéndonos de quicio por no alcanzarnos.
Somos esta pequeña dosis
que va devorándose al tiempo
y que con suerte nos dejará vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario