Yo creía que escribir era brotar
y para brotar hay que romperse.
Yo creía que amar era escribir
y esparcirse cual semilla.
Yo creía que bastaba con poner los dedos en el agua
para que las palabras flotasen.
Yo creía que podía crear desde mis ojos.
Yo creía que tú hacías de mi boca estos labios.
Yo creía que tocarte era fundar una iglesia y erigirte mi Dios.
Entonces tenía la fe de los desesperados.
Yo creía..
en ti.
Yo creía en mí.
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